Segunda oportunidad para Google Glass

Las gafas de Google, como se conocen ahora, pasan a la historia: surgieron en mayo de 2012 y fueron el golpe de efecto que la tecnología de vestir necesitaba para hacerse popular. La propuesta era rompedora: un ordenador comprimido en unas gafas, visión de realidad aumentada y manejo del programa solo con la voz y leves gestos. Por entonces Google solo tenía móviles y tabletas. Este nuevo aparato estaba inventando el futuro de la interacción entre humanos y máquinas. Adiós a sacar el móvil para saber una dirección, qué tiempo hace en un lugar o cuándo llega el autobús, aseguraban sus creadores. Desde entonces, la expectación por el proyecto futurista no ha dejado de sufrir altibajos. Este artilugio solo estaba a la venta por 1.500 dólares para desarrolladores de aplicaciones reconocidos en Estados Unidos y Reino Unido.

Fuente: Google Imágenes

El 19 de enero, será el último día que se venda el modelo actual. Google ha decidido sacar el proyecto para darle entidad propia y renovar el modelo actual. La respuesta ha sido un cambio de proveedor de chips y la fecha de salida para cualquier consumidor a un precio inferior a 1.000 dólares. Intel, el gigante de los procesadores para ordenadores, tras perder el tren del móvil, se ha volcado con los wearables. Ellos serán los fabricantes del nuevo chip. La gran diferencia estará en la autonomía, de apenas un día u horas a más de tres jornadas sin necesidad de recargarlo. El nuevo equipo estará liderado por Tony Fadell, el cual insiste en la ilusión por ofrecer nuevas versiones de Google Glass, que permitirán pasar de concepto a realidad.

Son algo más voluminosas. Incluyen una cámara frontal y la zona de proyección de contenido es más generosa que en las anteriores. La mecánica es distinta, todos los gestos e instrucciones se dan con la voz o las manos, pero no se toca en ningún momento el aparato al que están vinculadas. El zoom para acercar un mapa, por ejemplo, se hace con un pellizco, pero en el aire.

Fuente: Google Imágenes

A continuación os dejo un vídeo para observar el funcionamiento de Google Glass:


Fuente: Youtube

Al margen de la extraña imagen que se proyecta durante el uso, el problema al que se han enfrentado desde sus inicios ha sido la privacidad. Cada vez son más los lugares de paso como estaciones de tren y bus, y lugares de trabajo que prohíben su uso. Una de las actividades más comunes con las gafas es la grabación de lo que hay alrededor en primera persona.
A pesar de este impedimento, y la todavía escasa duración de su batería, las encuestas indican que el 43% de los consumidores mantienen el interés en Glass.

Bajo mi punto de vista, la introducción al mercado de estas gafas es un gran avance para la tecnología. Sin duda, es una idea muy innovadora y que puede llegar a ser muy eficaz en muchos lugares y trabajos, especialmente para ahorrar tiempo e incluso fomentar la higiene, como por ejemplo, en hospitales durante operaciones. Aunque todavía el precio es bastante elevado, pienso que si llegan a tener una gran demanda, podrán llegar a ser asequibles para la mayoría de personas. 
Pero, ¿hasta qué punto sería su utilidad en la vida diaria?

Fuentes utilizadas:
- Periódico "El País":
http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2014/12/02/actualidad/1417488108_176719.html http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2015/01/16/actualidad/1421431976_316988.html
- Google Imágenes.
- Wikipedia.
- Youtube.


Ángela Carrasco Pintor. 1ºBach E

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